domingo, 17 de enero de 2010

Orgullo

"Sí, todo me lo quitaréis, el laurel y la rosa. Lleváoslos, pero me queda una cosa que llevo. Y esta noche, cuando entre en la casa de Dios, brillará intensamente mientras diga mi adiós algo que, inmaculado, meceré en un arrullo, y me lo llevaré para siempre; y es.... mi orgullo".

(Cyrano de Bergerac)

Cuantas veces no distinguí entre cabezonería y orgullo, cuantas veces perdí por miedo a no reconocer que lo necesitaba, cuantas sufrí por no doblegarme ante voluntades, cuantos pasos di sin intención a retroceder…

Hay tantas frases sobre el orgullo, unas las sitúan como virtud, otras como la peor decadencia para el hombre. No sé con cual quedarme.

Por un lado me ha traído problemas, y es que desde niño no supe cerrar la boca y someterme a lo que no me parecía justo, por suerte supe equilibrarlo con un gran respeto a todo y todos, sobre todo a mi madre, quien no quiere a su madre, no quiere a nadie.

Por otro, me ha convertido en quien soy, no una persona orgullosa que no sabe cuándo se ha equivocado, pero si una persona con opiniones propias y que no se puede mantener indiferente a las cosas que le rodean, creo que la indiferencia es la mayor ignorancia. Pero esto no me convierte en alguien frio, no tengo miedo a llorar, no m siento débil por hacerlo, sino sincero.

De niño en el colegio, lance una maqueta por la ventana, de la que me sentía muy orgulloso y que me llevo un curso terminarla, solo por la insinuación de un profesor de que no la había hecho yo. En el instituto me salió caro cada día de clase, encararme a una “profesora” cuya inestabilidad parecía justificar su continuidad como docente. Y en la facultad, siempre odie sentirme un número más.

¿En que nos convierte el orgullo?... tal vez sea cierto, y el orgullo sea el culpable de la mayoría de nuestras estupideces, pero tal vez también sea cierto que un hombre sin orgullo, no es un hombre, es un memo.

Así, que me quedo con las palabras del crítico Churton Collins, “aunque el orgullo no es una virtud, es padre de muchas virtudes”.


Y aun te queda por escuchar lo que no digo...

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